Ayer me paró por la calle una mujer de 60 años. Con una voz angelical me preguntó por mi nombre, mi edad y si iba a misa de vez en cuando. Yo le contesté que de pequeñita iba a un colegio de monjas en el que nos obligaban a ir a misa una vez por semana, a demás de rezar al entrar en clase a primera hora de la mañana y a las tres, después de comer. En el comedor también rezabámos antes de comer. Y a demás los viernes por las tardes y los sabádos iba al Club Massanella, que era del Opus Dei. Pero que ya no iba a misa, porque era lo suficiente mayor como para tomar mis propias decidiones. La señora, muy amablemente me dio dos revistas "La Atalaya" y "¡Despertad!" y me dijo que las leyera en mi casa tranquilamente. A demás, se tomó la molestia de torrarme la oreja durante una hora y cinco minutos (¡contados!) sobre pequeños descubrimientos arqueológicos que demostraban que Jesucristo y los Apóstoles existieron, e incluso me narró el Génesis enterito resumido a su manera, con detalles que jamás en mis catorce años de "cristiana practicante por imposición" había oído... como que en realidad la Virgen María había tenido varios hijos más a parte de a Jesús, entre ellos una chica y lo demás varones... Y mil cosas más. Yo la escuché con atención, más que nada porque no sabía como decirle a una mujer mayor tan simpática que cerrara el pico, que no me importaba una mierda todo ese rollo... Y bueno, llegué a mi casa con dos revistitas gratis... A lo mejor cuando tenga ganas de ir al baño me pillo una.
¿Adán y Eva?
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